— ¿Qué te apasiona más: dirigir, actuar, escribir o componer?
Lo que más me apasiona es componer música para teatro, lo he hecho para unos 6 o 7 montajes, para Respira, Antígona y la dirección vocal de la obra Crónica de una muerte anunciada, que se ha ido con todo el elenco a Colombia. Entonces, componer es lo que a mí más me gusta, aunque no tengo mucho tiempo para hacerlo.
— ¿Cómo se da esta unión con Denisse Dibós para poner en escena obras musicales?
Yo tenía mi grupo de teatro que se llamaba De Abril Teatro, y por esa época actué con Javier Echevarría en la obra Galileo Galilei. Entonces Preludio hace El Principito, obra que fue dirigida por Javier, y, como ya había trabajado conmigo, me ofrece ser su director adjunto y acepté. Luego de eso, Preludio tuvo un pequeño local en la avenida Salaverry y le dije a Denisse para montar obras allí y ella aceptó. Primero fue Sacco y Vanzetti, con mi papá Jorge Chiarella, Alberto Ísola, Paul Martin y Carlos Gassol, y es ahí donde Denisse ve mi potencial al dirigir a actores de esa talla.
— ¿En qué momento te das cuenta de que te gusta hacer obras musicales?
En realidad yo nunca he sido fanático de los musicales y tampoco estaba en mis planes. Me gustaba la música, me gustaba el teatro, pero no había considerado hacer teatro musical. Aparte, ese género en esa época no estaba muy movido aquí y es precisamente Denisse quien ha abierto un poco el género. Y luego de haber visto el montaje de la obra Sacco y Vanzetti me ofrece dirigir la obra Jesucristo Superstar, y yo feliz porque era un musical grande. Ahí me doy cuenta de mi gusto por las obras musicales.
— ¿Qué se necesita para ser un director exitoso en el Perú?
Algo que siempre me decía mi padre era que para lograr ser grande debes tener talento, disciplina y vínculos. Los vínculos son muy importantes, pero tienes que tener cierto límite para no llegar a ser zalamero, lambiscón, ni vender tus principios. Pero sí debes buscar relacionarte.
— ¿Alguna experiencia importante que haya definido tu carrera como director?
Una de las tantas fue el stage que hice con el prestigioso director inglés Declan Donnellan en Buenos Aires, que duró aproximadamente seis días. Los que fuimos éramos un grupo de directores latinoamericanos seleccionados. Yo fui invitado por el British Council de aquí y fue una gran oportunidad. Me dio una experiencia de teatro diferente a la que tenía aquí, fue una visión más contemporánea.
— ¿Alguna otra experiencia que te enriqueció como director de teatro?
Tuve la suerte de entrevistar a Chespirito hace siete años cuando estaba haciendo mi tesis. Conocer a Roberto Gómez Bolaños fue descubrir quién era este hombre que estaba detrás de este ‘megafenómeno’ de Latinoamérica de tantos años.
— ¿Cómo te proponen dirigir la adaptación de Chicago en Lima?
Ya venía trabajando con Preludio desde hace un tiempo, el próximo año también tenía un compromiso con la productora, así que el tema de asumir este proyecto salió de manera natural.
— ¿Era importante ir a ver la versión original de Chicago para la realización de la adaptación?
Fue muy importante para conocer el sistema, saber qué es lo que tienen ellos en la cabeza cuando hacen estos musicales, tener contacto con los productores, conversar con ellos. Pero después queda simplemente como una linda experiencia, porque nosotros debemos hacer nuestro propio montaje.
— ¿Qué sientes al dirigirla?
Una experiencia feliz que me estimula y me hace crecer como director.
— Después de que se ha vuelto una estrella en Broadway, ¿cómo es dirigir a Marco Zunino?
Todavía lo estoy dirigiendo. El aporte de Marco es, sin duda, importante por su experiencia y los conocimientos que ha conseguido allá.
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